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Hay palabras de fuego, que queman cuando salen. Palabras que incendian los oídos y la garganta. Palabras que duelen, palabras que quieren ser dichas y solo traen con ellas desdichas. Hay palabras que, cansadas de esperar se vuelven silencios que no pueden ser pronunciados. Palabras rotas que se caen a pedazos, lentamente, resonando como un espejo que se quiebra.
Hay días en los que no hay palabra, y otros días en los que se acosan unas a otras por salir
Se atoran en la garganta estrujadas y pesadas. Se atoran y se quedan sin salir.
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En esos días el alma se vuelve más pesada, y solo pide que llegue alguien que sea oído, que sea escucha, alguien cuya boca esté cansada y su espíritu vacio de cosas por decir.
Hay palabras que salen como si fueran una cascada y lo rodean todo, y solo después toman una forma fija y dicen algo.
Tontas palabras las que nunca toman forma
odiadas palabras las que ahogan.
Hay palabras que cantan amores, y otras que cantan odios.
algunas que son bendecidas y otras, maldecidas
Sobre todo y sobre todos, hay palabras.