Últimamente me siento cansado, muy cansado. Siento el peso del mundo en los hombros, y eso, creo que no hace falta decirlo, pesa. Así que me he puesto en la tarea de plegar un Atlas, personaje griego condenado a cargar el cielo sobre sus hombros para que con su peso no acabe con la fragilidad de aquellos mortales que vanamente nos escondemos y exponemos bajo él. A veces, de hecho, uno cree que alcanza a tocar el cielo con sus manos, pero afortunadamente el cielo está tan lejos que no lo tocamos más que en sueños.
Atlas era un titán. Su castigo por revelarse contra los dioses del olimpo fue sostener el cielo con sus brazos. Poéticamente es una idea hermosa: Sostener el cielo. Esta imagen poética ha sido tocada por múltiples mitologías que le dan un enfoque diferente cada vez, pero cuyo concepto prevalece. En algunos mitos el cielo lo sostiene un árbol, en otros un gusano gigante y blanco que evita su caída, en otras es en elefante cuyas piernas son columnas que permiten aguantar el peso. (Yo pienso que el cielo tiene forma de mujer, y que en los senos de otra se sostienen, pero creo que eso no viene al caso).
Bajo el peso del cielo, Atlas debe doblar una de sus rodillas para soportar. A veces, cuando se cansa, cambia el cielo de hombro y en su movimiento hace temblar la tierra. Lo mismo le pasa a uno cuando carga el mundo en sus hombros: tiembla la tierra cuando se desliza el peso hacia otro lado.
Creo que Atlas nunca se preguntó qué ocurriría si dejara caer el cielo. Esa es una cuestión preocupante. Imagínense la escena: cargar día a día, noche a noche, la cúpula celeste con sus estrellas que se disfrazan de constelaciones para que nadie las conozca (pero para que todos las reconozcan). Cargar el cielo cuando se llena de nubes de lluvia. Cargar el cielo eterno. Quizás hoy no creamos en Atlas por una cuestión práctica. Cargar además del cielo su contaminación y los millones de almas que suben cada año, cargar las oraciones que van en aumento y todas vía cielograma, cargar los cientos de aviones que lo surcan cada día.
Solo conozco en origami un modelo que trabaje sobre Atlas. Es un modelo bastante nuevo, que no tiene más de un par de meses y que creo mucho más estructurado que el propio. Una lástima lo ignorado que ha sido este titán por nuestros pliegues, especialmente porque creo que un cuadrado de papel pesa tanto como lo que en él pleguemos.
Este modelo no explota todo el potencial que podría explotar, sin embargo creo que ilustra bastante bien la escena. Lo dejo aquí entonces, esperando que por lo menos me sostenga el mundo que cargo por unos días.
Atlas era un titán. Su castigo por revelarse contra los dioses del olimpo fue sostener el cielo con sus brazos. Poéticamente es una idea hermosa: Sostener el cielo. Esta imagen poética ha sido tocada por múltiples mitologías que le dan un enfoque diferente cada vez, pero cuyo concepto prevalece. En algunos mitos el cielo lo sostiene un árbol, en otros un gusano gigante y blanco que evita su caída, en otras es en elefante cuyas piernas son columnas que permiten aguantar el peso. (Yo pienso que el cielo tiene forma de mujer, y que en los senos de otra se sostienen, pero creo que eso no viene al caso).
Bajo el peso del cielo, Atlas debe doblar una de sus rodillas para soportar. A veces, cuando se cansa, cambia el cielo de hombro y en su movimiento hace temblar la tierra. Lo mismo le pasa a uno cuando carga el mundo en sus hombros: tiembla la tierra cuando se desliza el peso hacia otro lado.
Creo que Atlas nunca se preguntó qué ocurriría si dejara caer el cielo. Esa es una cuestión preocupante. Imagínense la escena: cargar día a día, noche a noche, la cúpula celeste con sus estrellas que se disfrazan de constelaciones para que nadie las conozca (pero para que todos las reconozcan). Cargar el cielo cuando se llena de nubes de lluvia. Cargar el cielo eterno. Quizás hoy no creamos en Atlas por una cuestión práctica. Cargar además del cielo su contaminación y los millones de almas que suben cada año, cargar las oraciones que van en aumento y todas vía cielograma, cargar los cientos de aviones que lo surcan cada día.
Solo conozco en origami un modelo que trabaje sobre Atlas. Es un modelo bastante nuevo, que no tiene más de un par de meses y que creo mucho más estructurado que el propio. Una lástima lo ignorado que ha sido este titán por nuestros pliegues, especialmente porque creo que un cuadrado de papel pesa tanto como lo que en él pleguemos.
Este modelo no explota todo el potencial que podría explotar, sin embargo creo que ilustra bastante bien la escena. Lo dejo aquí entonces, esperando que por lo menos me sostenga el mundo que cargo por unos días.