Hoy he recibido un par de homenajes. Si, como suena, “homenajes”. Eso de recibir homenajes no es cosa de todos los días, así que se agradece. Y se agradece sobretodo porque llegan así, de sorpresa, como una dulce compañía que pliega las soledades que a veces llegan, como un norte a la creación y al pensamiento….
Y los homenajes han sido bien sencillos y además sinceros. Me ha escrito un origamista diciéndome que no me escribe, que no me comenta, que no tiene que decir, pero que me lee. Y eso enamora, porque uno desea que digan, que comenten, que hablen, pero sobre todo saber que lo que uno ha dicho le ha llegado a otro, que lo que uno hace ha logrado “tocar” el alma de otra persona…
Y, de tocar el alma conozco a un experto. No se que edad tiene, donde vive, si ama o si lo aman, si se acuesta tarde o temprano. Pero lo he leído mucho, y cada vez que lo leo consigue tocarme el alma más. El segundo y más dulce homenaje del día se lo debo a él, quien ha tomado prestadas las palabras de otro y me ha escrito:
"(...) Las manos también sirven para que se nos vaya el alma por ellas"
(Rafael Manero, "Divagación sobre las manos")
Él, quien con frecuencia saca su alma por las manos, ha conseguido que la mía se estremezca. No me ha escrito más, porque nada más tenía que escribirse.
Y yo no escribo más, porque la sonrisa que tiene el alma no me deja.
Un abrazo a ambos
Y los homenajes han sido bien sencillos y además sinceros. Me ha escrito un origamista diciéndome que no me escribe, que no me comenta, que no tiene que decir, pero que me lee. Y eso enamora, porque uno desea que digan, que comenten, que hablen, pero sobre todo saber que lo que uno ha dicho le ha llegado a otro, que lo que uno hace ha logrado “tocar” el alma de otra persona…
Y, de tocar el alma conozco a un experto. No se que edad tiene, donde vive, si ama o si lo aman, si se acuesta tarde o temprano. Pero lo he leído mucho, y cada vez que lo leo consigue tocarme el alma más. El segundo y más dulce homenaje del día se lo debo a él, quien ha tomado prestadas las palabras de otro y me ha escrito:
"(...) Las manos también sirven para que se nos vaya el alma por ellas"
(Rafael Manero, "Divagación sobre las manos")
Él, quien con frecuencia saca su alma por las manos, ha conseguido que la mía se estremezca. No me ha escrito más, porque nada más tenía que escribirse.
Y yo no escribo más, porque la sonrisa que tiene el alma no me deja.
Un abrazo a ambos