así es como se enamora tu corazón con el mío” (cantado por Caetano Veloso) (Canción 17 en este link)
El primero de estos cariños, un cariño “agradecido” surge de lo simple, de su versatilidad que fue llevada al límite por Román Díaz en OPI en donde coloca una grulla hija de ambos, y hermana mayor de esta. Es un cariño sin muchas pretensiones, porque no es un modelo que haga historia en el mundo de los pliegues. Justo ahí, (a medio vuelo de grulla) surge el segundo de mis cariños por esta figura: Aunque no haga historia es el primer modelo que he creado que genera un “patrón”. No es un patrón grande (es posible que de hecho ni siquiera sea un patroncito) pero como tal lo sueño: Existen por lo menos dos modelos más que se han creado inspirados en esta grulla (probablemente mucho más hermosos, pero éste fue el primero). Este cariño se fortaleció hace unos meses cuando en la convención del grupo vietnamita de origami decidieron plegarla en gran tamaño, para que recibiera a los visitantes a la exposición y hace solo unas semanas uno de esos origamistas la usó en una composición para un concurso que actualmente desarrollan sobre dioramas. Precisamente, esas fotos me han hecho volver a plegar el modelo una vez más, buscando tomar nuevas imágenes que complementaran las que desde años atrás estan puestas en la web de Nícolas.
Pero yo sé, que hablo del modelo sin hablar de él, ni de su origen...
Comenzaré entonces (aunque debería decir más bien terminaré...) confesando que mi grulla está inspirada en otra, aunque no se parezca a ella. Nace de una fotografía de la “Dancing Crane” de Lang, modelo que me enseñaba una cosa hermosa que nunca había considerado con la suficiente claridad: Las grullas tienen patas además de alas, aunque normalmente el origami solo representara éstas o aquellas. La condenábamos a volar o a caminar, pero no le permitíamos ambas cosas. La grulla de Lang consiguió liberarla de esa realidad, y la mía quería reforzar esa posibilidad.
Sin embargo, aunque logró liberar a la grulla ató al plegador a un modelo con un alto grado de complejidad técnica obligando a una alta dosis de paciencia para su plegado (aunque eso solo lo supe mucho después que conocí los diagramas). En todo caso, yo quería un modelo simple, que se plegara en 10 minutos, que se pudiera enseñar y sobretodo que se pudiera aprender. Aletea entonces este modelo en mi cabeza, surgiendo sin ensayos ni pruebas anteriores, usando un esquema general que decía (o tal vez graznaba) “dos puntas para las alas, dos para las patas y una para la cabeza… y otra más, pequeña, para la cola…” Las patas, estructura y rigidez, amarre al piso, son esquemáticas y con dobleces claramente definidos. Las alas, libertad del modelo, no tienen un punto único de salida, pudiendo cambiar libremente a voluntad y sin obedecer a referencias claras. En las cicatrices que el modelo deja sobre el papel las alas simplemente están indicadas en un punto en el que las manos de quien la pliega (cual si fuera viento) ha querido acariciarlas.
Una última idea: La primera foto que tomé del modelo me enseño que la grulla no debe dejarse sola, que requiere compañía, que su vuelo es mejor si sabe de un destino, que su baile solo será hermoso si tiene un espectador que se seduzca con él, que enloquezca, que acompañe.