miércoles, octubre 12, 2011

Sale el sol

Muchos silencios. Muchas palabras por decir. Muchas cosas por contar.

Foto cortesía: Diego Alejandro Ossa
Los últimos años han sido complejos, o por lo menos atareados. ¿Por dónde comenzar? Creo que por lo más importante, por lo primero. Desde hace varios meses soy padre de un bebé absolutamente hermoso. Si, lo sé, todos los padres dicen que su bebé es el más hermoso, pero que le vamos a hacer si es cierto. Emilio, de 9 meses ya, es el motivo de la más profunda alegría que haya conocido. Y también del más profundo cansancio. Pero lo vale, siempre lo vale.

Punto dos, nuevo empleo, nueva aventura. Una locura extraña que justo con un nuevo integrante en la familia renuncie uno a su trabajo en búsqueda de más felicidad. Pero es precisamente por esa búsqueda que existe una obligación moral. Vuelvo al tema que amo, al mundo en el que las cosas pueden cambiarse. Y, si tengo un poco de suerte, a un mundo en el cuál de nuevo tendré tiempo para las cosas importantes de la vida. Plegar, amar, enseñar, jugar, aprender, crecer, todos esos verbos tan frecuentes, tan "rosa", pero tan profundamente necesarios.

Muchos cambios, muchas cosas por contar. Hablando de pliegues y palabras, este año aunque ha estado lejano de soledades no lo ha estado de palabras. Además de las participaciones en 4 esquinas (que espero pueda retomar dentro de poco), otras palabras han estado fluyendo desde los dedos. Poco a poco irán siendo develadas y espero disfrutadas.

¿Y por qué esta entrada? Porque quiero avisarme, avisarle a todos que regreso a mi. Y espero para siempre.