A los otros, a todos ellos.
Diré lo obvio:
Uno es los libros que lee,
los viajes que hace,
las personas que conoce,
los amores que tiene y los que pierde (esos, sobretodo)
Uno es las calles que camina,
las comidas que coge con sus manos, los platos que cocina.
Es la sombra que siempre corre, detrás de ti, pegada a ti
(Y te alcanza, sabe dios que siempre te alcanza)
Uno es sus miedos y sus cobardías
Y también sus valores
Uno es los árboles que siembra.
Si tiene la suerte de escribir un libro, entonces uno es quien lo lee. Y si pintas eres quien mira esos cuadros. Y si bailas eres quien baila contigo y quien te ve bailar. Y si actúas eres quien te ve actuar, y si esculpes eres quien ve aquella escultura.
Si haces música...
Uno es la música que escucha.
Uno es las lágrimas que vierte, los dolores que llora, los muertos que deja atrás y los que tiene por delante, sus duelos, sus partidas, sus abandonos, las despedidas dadas y las que hubiera querido dar.
Uno es las sonrisas que regala, y más aún las que le son regaladas.
Uno es los niños que juegan con uno
Los adultos que lo cuidan
Los viejos que lo aconsejan
Las preguntas que le hacen, incluso más que aquellas que uno mismo se atreve a hacer.
Uno es los abrazos que da, las pieles que acaricia, las manos que lo recorren, los ojos con los que se cruzan, las miradas, las pasiones (las tímidas y sobretodo las gloriosas), las palabras dichas al oído, los cansancios compartidos, los besos dados, recibidos y dejados de dar, las personas con las que duerme y aquellas con las que despierta.
Uno es
en últimas
gracias a los otros.
En agradecimiento a Halle y a todo el equipo de "Pajarita",
por la entrevista en la revista de la AEP en septiembre de 2015