domingo, diciembre 04, 2011

¿Cómo muere un árbol?

Esta semana me ha sorprendido a mi mismo pensando en cómo ha de morir un árbol. Respuesta trivial, dirán algunos. Hay árboles que mueren cortados, serrados en su tronco. Algunos en nombre del progreso, otros en nombre de la indolencia, y otros simplemente en nombre del dinero. Otros cuentan con un destino más poético y mueren de pie, como solía decir Casona. Pero, aunque poética, su muerte no deja de ser una muerte más.

No todas aquellas muertes que ocurren de pie son exactamente iguales. Algunas pueden verse desde lejos, se va notando en aquella piel ajada por los años, se va viendo en los colores cada vez más extraños. Algunos árboles se mueren desde adentro, se van llenando de agua ha tal punto que se ahogan en sus propias lágrimas, metáfora, quizás, de una vida en la que nunca pudieron llorar lo suficiente. Otros árboles en cambio se van quedando secos, se olvidan incluso de dar los frutos que en el pasado solían dar. o quizá   se cansen de darlos, de darse en ellos.

Hay árboles que mueren en silencio, sin nadie que los escuche. Algunos se desploman una centena de años mas tarde, cuando todos aquellos que conocían ya han muerto tiempo atrás. Esos han de ser los más solitarios. Otros árboles parece que viven por siempre. Se cuenta de secuoyas que han vivido cinco mil años, y de algunos otros árboles que han llegado a vivir diez mil. Me pregunto si también ellos esperarán la muerte, o si se habrán ya cansado de esperarla.

Hay árboles que mueren entre gritos. En medio de la selva, o quizás del bosque. No hay nadie que escuche sus gritos, y sin embargo, todos al rededor escuchan su caída.

El problema de sorprenderme con preguntas como estas, es que nunca vienen solas. Y entonces me sorprendo de nuevo cambiando la pregunta... ¿Y si fuera árbol, cómo habría de morir?

¿Y si fuéramos árboles, cómo habríamos de vivir?