martes, noviembre 29, 2016

Las manos compartidas






Hace años descubrí 
que algunos de mis silencios
    no me pertenecen. 
Lo descubrí con un reclamo:
       -Ese silencio yo ya lo conozco- me dijeron.
Y pensé que no sólo es un asunto de silencios
sino también de palabras. 

No le presté atención, lo confieso.
estaba ocupado, 
en tratar de vivir mi propia vida. 

Pero luego
hace tan sólo un par de semanas,
vi sobre la almohada vacía a mi lado 
       una mano que no era la mía 
           y que, sin embargo, claramente distinguía. 

En ella, 
escasos recuerdos de infancia se aferraban.

Volvió a ocurrir hace unos días, 
esta vez frente al espejo.
Unos ojos me observaban.

Aquellos ojos, los míos, 
       me miraban 
pero al mismo tiempo 
       miraban otro rostro
            otro recuerdo
                 otro mirar.

Anoche, mientras acostaba a mi niño
tomé su mano.
Y reconocí en aquella mano 
         (apoyada en la mía)
la mano de mi padre 
 que tantas décadas atrás repetía el mismo gesto.

Y recordé entonces 
    aquella mirada de hace unos días
        aquella mano de hace unas semanas
            aquellas palabras que me siguen desde hace años
                 aquellos silencios que me atraviesan.

Esta mañana he comprendido
que también soy mi padre
   sus gestos
      sus memorias
          sus lecciones

Gracias, papá.