jueves, agosto 17, 2017

El navío.


Hay un barco perdido en la tormenta 
un navegante en un mar desconocido. 

Las noches son todas un silencio 
   como antiguas despedidas 
    que lo dicen todo 
     sin decir palabra. 

Hay mañanas que no llegan 
ayeres que se quedan 
   y se repiten
  y vuelven
 y regresan.
    
Días que son uno siendo otro
   que de ser no cesan
     que de pasar se cansan.

Y aquí estoy,
timonel de un buque de fantasmas
      de memorias perdidas
     de sucesos olvidados
    de palabras que sin nacer se ahogan en el silencio
                      enorme e infinito
                           de las estrellas que no llegan. 

Hay un azul que no sé si es cielo
        o mar.
Hacia él camina el tiempo
 sin amarres
  sin anclas
    ni aparejos
  sin redes
sin caminos.

Un navío de mares perdido.