sábado, mayo 05, 2007

Crítica:

He visto en televisión a una de las curadoras del Museo de Antioquia, uno de los más importantes del país, hablando sobre las obras que se presentarán en la bienal de arte. Me ha sorprendido. No por la calidad de las obras (sin duda indudable si estarán en la bienal), no por la increíble profundidad de las piezas (que seguramente la tendrán), no por el manejo del color, o la luz, o el contraste, etc... Me ha sorprendido la forma de hablar de la curadora, su forma de codificar el lenguaje para volverlo oscuro e incomprensible. Tengo, ya lo dije alguna vez, una mínima formación en estética, y algunos conocimientos rudimentarios de arte, así que al oírla hablar ninguna de sus palabras me resultaba extraña o incomprensible. Supe bien que quería decir cuando hablaba del objeto fáctico, o que ocultaba al decir de la delimitación forzada alcanzada por un tratamiento sobre la materia de representación… (o algo similar)

Entendí, insisto, que quería decir, pero me resultó curioso en dos diferentes niveles:
Primero, porque comprendí uno de los motivos por el cuál la gente ha dejado de ir a los museos: éstos, no saben hablar en su mismo idioma.
Segundo, porque en cierta medida me sentí reflejado en ella al hablar.

No sé si al lector de estas soledades le resultará que lo que digo es oscuro e incomprensible, cuando en realidad planteo cuestiones sumamente simples. Yo también, lo sé, codifico el lenguaje para obtener una forma diferente de decir… Comprendí que me muevo en una línea delgada, que a veces lleva a una forma distinta de presentar las cosas, pero a veces a la incomprensión. La dificultad real está en encontrar dicho punto de equilibrio.

Juzgarán mejor que yo los lectores si he logrado decir en estas soledades, o si solo he logrado confundir. Espero se animen a comentar.