domingo, marzo 05, 2006

Pegaso

Pocas criaturas mitológicas son tan bellas como Pegaso. Un caballo alado capaz de cruzar el firmamento griego y meterse en los cuentos infantiles de medio mundo. En la infancia soñaba con tener uno – a diferencia de tantos que sueñan con tener una hacienda llena pegasos de todos los colores (bueno, en mi defensa, nunca he soñado con ser ganadero ni en dedicarme a la vida del campo).- Esta hermosa figura ha sido inspiración de muchos ilustradores tanto clásicos como modernos, y en la representación plástica que de él se encuentra suele destacar un algo muy especial: el punto de origen de sus alas…

Confieso que me ha parecido curioso este punto de origen, especialmente porque pienso que es estéticamente hermoso, pero físicamente complicado. Valga el comentario para aclarar que no soy ni físico, ni veterinario, ni mucho menos experto en biomecánica, pero siempre he pensado: Si las alas surgen de los omoplatos del caballo ¿cómo se sustenta toda la parte trasera del animal en una posición horizontal? ¿Qué es lo que sostiene esa parte del caballo para permitir que galope en el aire mientras vuela, y no que se perciba halado, de las patas delanteras?

Si mis locuras de insomnio son correctas las alas deberían surgir del centro de la espalda y no de los hombros. Pero las ilustraciones nunca dibujan a Pegaso así. Por un motivo fundamental. Las alas en los hombros son más impresionantes, y con razón.

El origami ha sido víctima de la estética del Pegaso. Los ejemplos más famosos, el pegaso de Kawahata (otra foto aquí), el de Kamiya y los de Takashi (1 y 2) , son ejemplos típicos de las alas surgiendo de los hombros. Pegasos menos famosos, pero igual de hermosos como los de Román (1 y 2) o el de Joisel, tampoco se han resistido a las alas que surgen de los hombros. Y pegasos también famosos aunque a mi gusto no tan bellos (estéticamente) como los de Lang o Montroll también ponen claro que las alas nacen de los hombros….
Entre los Pegasos famosos, solo el de Voyer y el de Miyajima se libran de esta dificultad. Las alas nacen del centro de la espalda. Y estos Pegasos, tristemente suelen no ser tan hermosos como los otros. No me tomen a mal el comentario. He sabido de algunos plegadores que han hecho maravillas con estos modelo (no es mi caso, lo confieso) pero el hecho de hacer que las alas surjan de la espalda los ponen en desventaja…

Pues bien, he plegado un Pegaso. Con seguridad no estará en el nivel de los primeros –aunque lo desearía –, probablemente llegue al nivel de los segundos (poco famosos pero hermosos) y espero no caiga entre los terceros.

Pero es, sobretodo, un pegaso especial. Por un lado, puede plegarse en menos de 20 minutos (diferencia con casi todos los anteriores), y por el otro, las alas surgen de la espalda. En la “base”, las alas nacen de la espalda, aunque una vez llegada la etapa de los acabados las desplazo levemente para los hombros. Así se genera una bonita ilusión porque parece que las alas nacen de los hombros, pero en realidad acarician la espalda. Soy honesto: buscaba una base en la cual las alas salieran de los hombros, pero al dar con esta quedé contento. Mucho… Muestro ahora el modelo, dispuesto al tradicional escarnio público o privado, en el cual todos comentan pero cada uno en soledad. Espero lo disfruten.

Por último, la respectiva aclaración de que conceptualmente no es un modelo con grandes reformas frente a la mayoría de los ya existentes (por ejemplo), aunque lo desarrollo de manera independiete (otro ejemplo más cercano). Solamente un intento de potenciar la expresión posible (camino en el cual, sin duda, aún podría trabajarse)