sábado, junio 10, 2006

Tango

Bailaban maravillosamente juntos al ritmo del tango. Verlos bailara así, uno al otro, uno en el otro, genera en el público un cómplice calor de recuerdos y deseos compartidos, un estremecimiento en la piel al imaginarse ellas en ella y ellos en el (ellas en el y ellos en ella).

El tango, sin duda, es un baile de sensualidad. Un buen tango, un tango bien bailado logra conjurar demonios y arrebatar el aire. En últimas, eso es lo que logra también el arte.

Hace una semana amé (por no decir observé) un grupo de tango. Parejas impecables se movían en medio de la noche, fría. Ninguno de los espectadores sintió que la temperatura bajaba mientras la noche crecía. Solo imaginábamos historias ocultas de amores y pasiones, de muertes, de celos.

Así nació la idea de plegar este modelo. Lo primero, el concepto, era fundamentalmente claro: una pareja de baile. Conozco dos hermosas referencia sobre baile. Una de ellas de otro origamista colombiano, Fabio Zapata, quien apenas comienza a darse a conocer. Pero sin duda, la más clara referencia es una de las más hermosas figuras creadas, con más de 30 años de edad… Con "el último vals" Neal Elías logró un conjunto de cualidades que le dieron un sitial en el cuadro de honor del origami y en la historia del arte en el origami.
Estéticamente "el último vals" es hermoso, con un aprovechamiento impresionante de los recursos del papel, dos colores, uno por modelo, y una capacidad narrativa impresionante. Ya antes he manifestado que el trabajo de Elías ha influenciado muchas de mis creaciones y líneas de trabajo, pero esta vez, he intentado dar “un paso más”. Y no es tarea fácil. De hecho, este modelo es solo el “prototipo” del que deseo.



Es claro que el concepto no puede ser simplemente “una pareja de baile”: tiene que ser una pareja que logre lo que el tango logra, transmitir parte del alma, de la pasión y del dolor. Hay que morir con el modelo. Además, hay que aprovechar las cualidades expresivas que la técnica ofrece: En este caso el modelo proviene de una sola hoja cuadrada, diferencia fundamental con el modelo de Elías. Pierde la diferencia de colores, pero a cambio obtiene mayor flexibilidad.



Reconozco que aún no es el mismo modelo que tengo en el alma, sin embargo siento que ya puede invitar a bailar a todos aquellos que lo vean. Solo espero que quienes observen el modelo sientan un cómplice calor de recuerdos y deseos compartidos, un estremecimiento en la piel al imaginarse ellas en ella y ellos en el (ellos en ella y ellas en el).