lunes, mayo 14, 2018

Toro





Como un toro
te miro
desde el otro lado de la cerca.

Caminas con tu vestido rojo
ignorante de mi presencia.
Espero.

En silencio te quitas el vestido
y agitas tu falda
como si fuera una invitación al ruedo.

De mi voz un ruego
de mi cuerpo un resoplido
  bramido profundo e incompleto.

En segundos rompo
las vallas que separan
carne de deseos.
Con los cascos te recorro
blanca tierra
y con la cabeza baja
de impulsos arremeto.
Ciego del rojo
de tu sangre que bebo
levanto el rostro al cielo
que es de todo testigo.

Allí, en tu mar termino
por vos 

vencido.