Hay días en los cuales se descubre que hay búsquedas que llevan una vida. Búsquedas que no ofrecen más recompensa que el placer de la búsqueda en su misma. Búsquedas que permiten descubrirse a uno mismo mientras busca y en las que no importa cuán compartidas sean, pues al final, cada cual ha de descubrir en soledad. Hay búsquedas que simplemente buscan.
Esta entrada, siguiendo la línea de otros sueños, habla sobre una búsqueda: La búsqueda de la morada en la que habita la simplicidad. Busco simplicidades en medio del silencio, pero encontrarlas resulta esquivo y engañoso. ¿Dónde radica la simplicidad? ¿Qué hace a un modelo simple? ¿Hasta donde pueden eliminarse pliegues, uno a uno, paso a paso, para revelar un modelo significativo? ¿Dónde radica la esencia de una figura? ¿Es acaso una línea demasiado? ¿Es un punto muy poco? ¿Acaso la superposición de capas, una sobre otra, otra sobre una, no es simplemente un reflejo de la vida en la que nos gusta llenarnos de cosas sobre cosas?
Estas preguntas y otras similares habrán de evidenciar que, por supuesto, no es una búsqueda exclusiva. Ya muchos con más éxito han transitado pliegues que hablan de modelos construidos con menos de diez pasos. Otros han logrado plegar autenticas maravillas con tan solo dar una línea al papel. Y sin embargo, frente a una hoja de papel me enfrento de nuevo a un camino del cual su mapa, como el de casi todas las búsquedas, ha de llevar invariablemente hacia uno mismo, hacia el arte que llevamos dentro.
Como ven, simplemente, parece que no tengo nada que decir.
Simplemente, me pregunto por lo simple…