miércoles, mayo 23, 2007

Reflejo


A solange, quien alguna vez me habló de sentirse otro....

(un buen viaje)


Escribo esta entrada un 23 de mayo, a pocas horas de cerrar un ciclo más. Resulta curioso que escriba hoy, pues ésta entrada me la debo a mi mismo hace ya varios meses, pero no la he escrito aún. Pero ahora ha llegado su tiempo, y con él las palabras…

Vivo, desde hace algunas lunas, en un lugar en el que el viento cambia de rumbo y el tiempo transcurre distinto, en un sitio en el que la vida enseña cosas que antes no veía. Vivo una vida distinta, en la que empiezo a ver los reflejos del alma en cosas en las que antes no veía más que sombras.

Y esta vida que estoy llevando está haciendo que me convierta en árbol. La sensación me ha gustado, no puedo negarlo… No me había sentido árbol en la vida. Todo empezó cuando descubrí, sentado en el balcón de la casa, que llovía. Quizás para la mayoría de las personas ver llover sea normal, pero yo no recordaba haberlo visto nunca. La transformación, lo digo sin temores, ha continuado… Hace solo un par de días descubrí, por vez primera, mi reflejo en otros ojos, grandes y oscuros, que miraban sin decir, que pastaban. Esos ojos que me reflejaban me mostraban, también, animal. Últimamente me he reconocido sin conocerme, y también lo contrario.

Vivo, desde hace algunas lunas, en un lugar en el que el viento canta distinto, canta de amores y de aprendizajes, canta de ilusiones, canta sobre el frío y sobre el encontrarse en unos ojos siempre extraños….
Vivo una vida distinta, en la que empiezo a ver los reflejos del alma. Y todo empieza a llenarse de luz…