Vivimos una invasión de blogs. Es lógico, estamos en la época de la web 2.0, donde todos tenemos voz, donde todos tenemos algo para decir. Es lógico, porque además estamos en la época en la que más solos nos sentimos (tanto que buscamos a personas a cientos de kilómetros para que nos hagan compañía a solo un clic de distancia).
Vivimos una invasión de nuevos creadores. Lógico, todos queremos ocupar un pequeño espacio en el olimpo de los grandes origamistas (como semihéroes claro está, porque los dioses ya están elegidos). Es lógico, además, porque es un logro del que nos sentimos orgullosos, dar forma con las manos a lo que creamos.
Yo viví los dos fenómenos. Fui uno de los primeros blogger sobre origami en español (de hecho, creo fui el primero). Viví además la búsqueda por aprobación desde el primer modelo que creé, la búsqueda del momento en que todos los origamistas que, a mi juicio, tenían una categoría olímpica me dijeran que era invitado a beber de la ambrosía de los dioses.
Hoy miro atrás, y descubro que no vale la pena. Ni lo uno ni lo otro. Los sitiales en los panteones no los dan los dioses. Son las hazañas de los propios héroes las que permiten llegar a esos sitiales. El camino que debe recorrerse es el propio, no el de las complacencias…
Estas dos situaciones (invasión de blogs e invasión de nuevos “creadores”) me hacen pensar algo que espero puedan ayudarme a responder.
Por un lado, y con relación a tantos nuevos creadores:
Sobre la otra cuestión, la del exceso de bloggers, me pregunto dos cosas, una para aquellos viejos y una para los nuevos:
Saludos a todos.
Vivimos una invasión de nuevos creadores. Lógico, todos queremos ocupar un pequeño espacio en el olimpo de los grandes origamistas (como semihéroes claro está, porque los dioses ya están elegidos). Es lógico, además, porque es un logro del que nos sentimos orgullosos, dar forma con las manos a lo que creamos.
Yo viví los dos fenómenos. Fui uno de los primeros blogger sobre origami en español (de hecho, creo fui el primero). Viví además la búsqueda por aprobación desde el primer modelo que creé, la búsqueda del momento en que todos los origamistas que, a mi juicio, tenían una categoría olímpica me dijeran que era invitado a beber de la ambrosía de los dioses.
Hoy miro atrás, y descubro que no vale la pena. Ni lo uno ni lo otro. Los sitiales en los panteones no los dan los dioses. Son las hazañas de los propios héroes las que permiten llegar a esos sitiales. El camino que debe recorrerse es el propio, no el de las complacencias…
Estas dos situaciones (invasión de blogs e invasión de nuevos “creadores”) me hacen pensar algo que espero puedan ayudarme a responder.
Por un lado, y con relación a tantos nuevos creadores:
- ¿Qué está ocurriendo con nosotros, que creemos que con el primer modelo que creamos merecemos el reconocimiento del mundo? ¿Acaso es creador el que inventa su primer modelo?
Sobre la otra cuestión, la del exceso de bloggers, me pregunto dos cosas, una para aquellos viejos y una para los nuevos:
- Para los jóvenes bloggers: ¿Qué es lo que están escribiendo, que parece que no aportan nada más que palabras vacías y que escasamente tienen sentido para el escritor?
- Y para los viejos: ¿Será acaso que leen buscando entender (o aprender de) lo que dicen los otros, cuando la idea no es entender sino “algo más”? (En ese “algo más” es necesario colocar una palabra que desconozco, y que espero los jóvenes puedan colocar.)
Saludos a todos.