Un taxi espera en la puerta. Son las 630 am y sorprende en el radio el sonido mecánico, monótono e interminable que sale de un rosario eterno sintonizado a través de los 1110 del am. La letanía de un "Dios te salve" en mi nunca ha ayudado a espantar el sueño.
Ent onces el taxista habla. "Que idiota", dice, "mira mal cuando escucha el pito". No digo nada y levantó la cabeza. Un aveo color gris con un conductor y dos pasajeros. Una mirada en el retrovisor. Atrás pegada la imagen de una camándula que trata de representar el rostro de la Virgen. En el taxi SantaMaríamadredeDios es la lejanía de turno. No digo nada, sólo veo los ojos que responden cuando el taxista presiona de nuevo la bocina, buscando ver de nuevo esa mirada.
El semáforo cambia y un vehículo escolar se adelanta. El taxista grita: "Idiota, hijo de la gran prostituta que te mal parió, perro imbécil, es que acaso no vio el semáforo?" Acelera el taxi, con esa actitud de los animales al marcar su territorio. Pero el transporte escolar ya ha seguido su marcha.
Al fin llego a mi destino. El taxímetro marca 5.440. Pago con un billete de 10.000 y tres monedas. Le doy las gracias y veo que sube volumen al radio. Se escucha que los que rezan han llegado ya al tercer misterio del rosario. No lo conozco. Seguramente el taxista si.
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El semáforo cambia y un vehículo escolar se adelanta. El taxista grita: "Idiota, hijo de la gran prostituta que te mal parió, perro imbécil, es que acaso no vio el semáforo?" Acelera el taxi, con esa actitud de los animales al marcar su territorio. Pero el transporte escolar ya ha seguido su marcha.
Al fin llego a mi destino. El taxímetro marca 5.440. Pago con un billete de 10.000 y tres monedas. Le doy las gracias y veo que sube volumen al radio. Se escucha que los que rezan han llegado ya al tercer misterio del rosario. No lo conozco. Seguramente el taxista si.