lunes, febrero 26, 2018

¿Importa el ritmo al narrar?

Hace unos días alguien me preguntó sobre la importancia del ritmo en el mensaje. Recordé que hace años habia leído un texto que lleno de poesía hablaba sobre el tema. Busqué, y rebusqué, sin éxito, así que para no quedarme sin que decir me decidí a escribir uno como respuesta. Aquí va. Por cierto, mejor si lo lee en voz alta:

¿Importa el ritmo al narrar? La respuesta obvia es si. Yo afirmo que es esencial. Lo puedo demostrar con esto. Es un texto con truco. Cada frase tiene cinco palabras. Eso genera una estructura extraña. Cinco palabras pueden decir mucho. Pero se vuelven muy aburridas. Es un texto muy cansado. Se vuelve monótono y lento. Se vuelve casi una letanía. Esos textos agotan al oído. ¿Y si cambiamos? Pasé de cinco a tres. Y eso rompió la cadencia. Otra vez. Un ligero cambio de cantidad. Frases cortas. Silencios.  De repente puedes poner una frase con más palabras. Incluso puedes darte el lujo de poner frases tan largas que cueste leerlas sin tomar antes una bocanada de aire fresco. Respira. Éso se llama ritmo. Ese es el juego de las palabras. Entender que algunos párrafos requieren textos largos que enriquezcan y otros en cambio requieren frases cortas. Silencios. Cambios de velocidad. ¿Notó que no hay nada más que puntos e interrogaciones? Tampoco había en el palabras largas de esas de seis sílabas o siete hasta que aparecieron justo atrás las interrogaciones. Ellas también permiten cambiar el ritmo. ¿Entendido? Eso es todo. Manejar el tiempo. Parar. Seguir. Parar. Ahora recuerde. Este texto comenzó con sólo cinco palabras. ¿No le gustó más cuando pudo con el jugar?