domingo, mayo 27, 2007

"Arrieros somos..."

En Antioquia tenemos un refrán viejo que dice “arrieros somos y en camino nos vemos”… El refrán en realidad es de origen español y cambia el “vemos” por “encontraremos”, pero pocos antioqueños saben eso. Lo que nos importa es lo primero, ser arrieros. Antioquia es un departamento de Colombia lleno de cordilleras. Medellín, su capital, está encerrada por montañas que hacían que quien llegara no deseara salir de nuevo. La gente venía desde lejos, desde otros mares, y traía muebles europeos que luego enseñaba en sociedad… Esos muebles eran traídos por arrieros que, cansados, trabajaban cada día. Sus mulas son las que abrieron el camino del progreso de la región. Esas mismas mulas eran las que cargaban el café (como sabrán quienes han visto el logo de Juan Valdés), las papas y el arroz, esas mulas son las que abrieron los caminos de herrería. Esas mulas, aún hoy en día, siguen recorriendo caminos olvidados por dios, por la violencia y por el progreso. Esas mulas hablan de la tierra que somos, de la que un día fuimos.



Europa también habla de mulas y de arrieros… Brasil también lo hace… México, y parte de Estados Unidos recuerda también recuas de mulas… Chile, Argentina, y, en general, casi toda Suramérica cuenta lo mismo. Cuenta de arrieros. Los humanos somos arrieros, y recorremos la vida cargando a cuestas nuestro destino y nuestro pasado, nuestro futuro aún sin conocerlo. Solo tenemos la certeza de que el camino que recorremos a veces sube y otras baja, a veces se pierde en recodos, y algunas más, se envuelve entre la niebla de la montaña. Pero en ese camino siempre nos encontraremos, una y otra vez, aunque a veces no sepamos reconocernos…

En origami, no recuerdo haber visto nunca un modelo como este. Solo recuerdo el burrito de Juan Gimeno, burro afortunado que no llevaba carga sobre si. Dejo ahora este, esperando que me ayude a abrir nuevos caminos que me permitan encontrar a otros arrieros cargados de pliegues, palabras, aprendizajes y papel…

miércoles, mayo 23, 2007

Reflejo


A solange, quien alguna vez me habló de sentirse otro....

(un buen viaje)


Escribo esta entrada un 23 de mayo, a pocas horas de cerrar un ciclo más. Resulta curioso que escriba hoy, pues ésta entrada me la debo a mi mismo hace ya varios meses, pero no la he escrito aún. Pero ahora ha llegado su tiempo, y con él las palabras…

Vivo, desde hace algunas lunas, en un lugar en el que el viento cambia de rumbo y el tiempo transcurre distinto, en un sitio en el que la vida enseña cosas que antes no veía. Vivo una vida distinta, en la que empiezo a ver los reflejos del alma en cosas en las que antes no veía más que sombras.

Y esta vida que estoy llevando está haciendo que me convierta en árbol. La sensación me ha gustado, no puedo negarlo… No me había sentido árbol en la vida. Todo empezó cuando descubrí, sentado en el balcón de la casa, que llovía. Quizás para la mayoría de las personas ver llover sea normal, pero yo no recordaba haberlo visto nunca. La transformación, lo digo sin temores, ha continuado… Hace solo un par de días descubrí, por vez primera, mi reflejo en otros ojos, grandes y oscuros, que miraban sin decir, que pastaban. Esos ojos que me reflejaban me mostraban, también, animal. Últimamente me he reconocido sin conocerme, y también lo contrario.

Vivo, desde hace algunas lunas, en un lugar en el que el viento canta distinto, canta de amores y de aprendizajes, canta de ilusiones, canta sobre el frío y sobre el encontrarse en unos ojos siempre extraños….
Vivo una vida distinta, en la que empiezo a ver los reflejos del alma. Y todo empieza a llenarse de luz…


sábado, mayo 12, 2007

Apariencias


Aterciopelados

Siempre he sido un diseñador de modelos simples. No es algo raro, pues una gran cantidad de origamistas se han dedicado, precisamente, a lo simple. Algunos incluso, han sido tristemente incomprendidos debido a la imagen que se espera de sus obras (Komatsu, por ejemplo). Otros no han podido reclamar un sitial en el mundo del origami pues sus modelos no deslumbran a las masas (Ashipin, por ejemplo). Vivimos en un mundo de apariencias, y el origami no es la excepción.

Aparentamos, pero no somos. Aparentan ser, pero no son. Apariencias. Pero esta entrada no pretende hablar de apariencias, sino de un modelo nuevo que (abusivamente) aparenta no ser mío, pero lo es.

He diseñado esta avecilla jugando un poco con la idea de modelos con volumen que sugestivamente ha venido trabajando Román, pero sin usar una sola de sus plantillas. Es un ejercicio que realizo con frecuencia, como buen ladrón de ideas. El resultado en esta ocasión esta lleno de magias, de contrastes y de colores. Un modelo bicolor, cuya belleza está en la simplicidad del cambio. Un modelo con volumen, cuyo encanto radica dar la apariencia de cerrado. Un modelo ligero que, sin embargo, aparenta estar posado.

Resulta encantador encontrar esos modelos que, sin ser realistas, logran transmitir una escencia.

Para todos aquellos amantes de los pliegues dejo aquí la plantilla. Y si alguno opta por diagramarlo, que me enseñe el resultado, que creo que en estas soledades será bien recibido... Espero resulte simple pero, como ya todos saben, es mejor no fiarse de las apariencias…


sábado, mayo 05, 2007

Crítica:

He visto en televisión a una de las curadoras del Museo de Antioquia, uno de los más importantes del país, hablando sobre las obras que se presentarán en la bienal de arte. Me ha sorprendido. No por la calidad de las obras (sin duda indudable si estarán en la bienal), no por la increíble profundidad de las piezas (que seguramente la tendrán), no por el manejo del color, o la luz, o el contraste, etc... Me ha sorprendido la forma de hablar de la curadora, su forma de codificar el lenguaje para volverlo oscuro e incomprensible. Tengo, ya lo dije alguna vez, una mínima formación en estética, y algunos conocimientos rudimentarios de arte, así que al oírla hablar ninguna de sus palabras me resultaba extraña o incomprensible. Supe bien que quería decir cuando hablaba del objeto fáctico, o que ocultaba al decir de la delimitación forzada alcanzada por un tratamiento sobre la materia de representación… (o algo similar)

Entendí, insisto, que quería decir, pero me resultó curioso en dos diferentes niveles:
Primero, porque comprendí uno de los motivos por el cuál la gente ha dejado de ir a los museos: éstos, no saben hablar en su mismo idioma.
Segundo, porque en cierta medida me sentí reflejado en ella al hablar.

No sé si al lector de estas soledades le resultará que lo que digo es oscuro e incomprensible, cuando en realidad planteo cuestiones sumamente simples. Yo también, lo sé, codifico el lenguaje para obtener una forma diferente de decir… Comprendí que me muevo en una línea delgada, que a veces lleva a una forma distinta de presentar las cosas, pero a veces a la incomprensión. La dificultad real está en encontrar dicho punto de equilibrio.

Juzgarán mejor que yo los lectores si he logrado decir en estas soledades, o si solo he logrado confundir. Espero se animen a comentar.