Algunos días me despierto con el pie contrario.
(y también la mano, y la cabeza, y el brazo y el pensamiento)
Es cómo si los planes se me hubieran quedado
del otro lado del espejo.
Esos días, me toca buscar adentro
a ese al que le gusta pasarse el día soñando despierto
(que es, por cierto, la única forma real de soñar)
Me invento una alegría que no existe
un mundo que no es más que un recuerdo de cosas que no pasaron
un futuro que suena distinto del presente sin porvenir
Con frecuencia me pongo a compartir aquello que me he imaginado.
No es fácil, lo confieso.
La realidad es casi siempre más fácil de creer que la fantasía.
Y si eres banquero, electricista o cuidador de tigres de zoológico
tienes una tendencia innata a mantener los pies en la tierra
y la cabeza
y los sueños.
Pero soy terco e insisto siempre
y a algunos pocos convenzo a veces.
Esos son los que después me regañan y me hacen reclamos.
porque hay días en los que uno despierta con todo puesto al contrario.
y me cuesta de más pensarme distinto.
Y así nos vamos pasando todos,
los días
los convencidos
y yo
diciéndonos unos a otros que seguro,
no cabe duda alguna,
mañana nos inventaremos algo mejor.