lunes, noviembre 30, 2015

Diagama: Cobra


En el año 2012 y como excusa para un pequeño cuento creé este modelo. Una cobra, simple, que me resultaba interesante.

Para dicho modelo realicé los diagramas, pero los mismos nunca fueron publicados en ningún lugar. Hace unos días al volver a postear el cuento me puse a revisar algunos viejos archivos donde, maravillosamente, aparecieron aquellos dibujos. Los comparto ahora para darles una segunda vida.

Espero los disfruten.

Descargar aquí

miércoles, noviembre 25, 2015

La Celestina


Desde que comencé a escribir, mis historias han estado siempre llenas de escenas de amor. No importa si se trata de cuentos, de poemas o de penas, el amor ha estado siempre presente recorriendo los diversos espacios de la casa y de la vida. Tengo decenas de historias que ocurren en la cama o en la alcoba, escenas en la cocina en frente del fogón, escenas en la mesa o por lo menos en torno a ella. Incluso creo recordar algún doloroso amor ocurrido en el baño, puerta de por medio, mientras que otro glorioso como el que más pasaba dentro de la ducha.

Tengo, en resumen, palabras y sudores regados por toda la casa, excepción notoria del patio de ropas. Nunca he sabido el motivo de aquella ausencia. A pesar de mis intentos permanece virginal aquel lugar.

La culpa, sospecho, la tiene la lavadora. No se si lo mismo ocurra en cada casa, pero en esta sé de cierto que tengo por encargada mecánica del lavado de la ropa a una completa celestina. Lo notan pronto las prendas que allí se meten, que giro a giro se van abrazando con locura. Nunca falta una manga de camisa enredada en torno a un pantalón, un suéter que se envuelve a alguna falda, un par de medias amarradas salvajemente a cualquier otra prenda de ropa interior.Aquellos abrazos bien sé que no pueden ser accidentales. Mis intentos de separar las prendas dan prueba fiel de aquello. Mientras más tratan mis brazos de soltar aquellos nudos, más se aprietan fibra a fibra.

O tal vez, más que celestina, actúa aquella lavadora como trotaconventos de amores imposibles. Lo saben mis medias que con frecuencia entran como pareja para salir, luego, sólo una. Imagino aquella lavadora diciéndole a la esperanzada pareja que sólo una de las dos podrá escapar después de aquello. Y las medias, discutiendo cuál de las dos debe salvarse, cual terminará como trapo viejo o tal vez títere infantil. Tristes y medias ahora, terminarán su vida solas pensando quizás la una en la otra.

O quizás su historia sea la de alguna de aquellas meretrices de los bajos mundos. Organizadora de húmedos encuentros, de amarres entre dos y tres a un mismo tiempo, entre cinco o seis a cual más deseoso de contacto. Eso podría explicar porque se resisten manchas de sudor en el cuello y en los puños de las camisas, que a fin de cuentas no ha de ser sudor mío sino de las propias prendas que no tienen ni en su lavado un minuto de descanso.

Meretriz, trotaconventos o celestina, dejo confesar admiro profundamente la permanente lucha de aquella lavadora por la igualdad de género. A fin de cuentas parece que ella lo único que le importa es que dichas prendas se amen.

Dije, palabras atrás, que la ausencia de historias en el patio me resultaba un misterio. Que tonto he sido al pensar aquello. Ahora tengo claro que no puedo más que darle gracias a aquella lavadora que de amores ha llenado también aquel vacío espacio de la casa.

miércoles, noviembre 18, 2015

Diagrama Colibrí Enamorado

Bien sabido es por los lectores frecuentes de este blog que poco comparto diagramas pues, en realidad pocos diagramas suelo hacer. Pues bien, para los 10 años de Origami Brasilia me solicitaron una colaboración con un diagrama. El cariño profundo que tengo por los amigos de Brasil que me invitaron a su convención hace años ya, me sentó en la mesa de dibujo donde diagramé este colibrí, un modelo con varios años encima pero que muy pocas personas conocen. De hecho, nunca he tomado una foto del mismo en limpio así que el mundo primero verá las versiones de los demás que la mía propia.


Los diagramas los hago públicos ahora y pueden descargarlos aquí. Espero los disfruten.


Diagramas disponibles aquí

martes, noviembre 17, 2015

Colibrí

Esta entrada se publicó originalmente aquí
acompañando un modelo de origami.  
Se publica de nuevo, ahora sin imágenes y con algunas 
correcciones de estilo, 
para comodidad de quienes sólo buscan 
las palabras de este blog.



Canta el colibrí cuando ve la flor enamorada,
y al acercársele la arrulla para cuidar su sueño. 

Murmura palabras que suben por su tallo, 
y hermosamente la flor se deja ir. 

Y mientras duerme, piensa aquella ave... 

"Duerme desnuda mi amada, 
y sus poros se abren uno a uno para saciar mi sed. 
De sus flores dulce nectar tornasol 
que gota a gota tiñe de color mis plumas. 
Dormida a veces habla. 
Cuenta sus desvarios con cada pétalo de su cuerpo. 
Su cáliz, como boca, espera el beso que la toma" 

Despierta después la flor, y amarra al colibrí a su aroma. 
Por siempre en ella ha de beber.

miércoles, noviembre 11, 2015

Caballitos de mar

Esta entrada se publicó originalmente aquí
acompañando un modelo de origami.  
Se publica de nuevo, ahora sin imágenes y con algunas 
correcciones de estilo, 
para comodidad de quienes sólo buscan 
las palabras de este blog.



Decía mi abuelo que antes existían tiempos más simples. Eran tiempos en los que cada cual hacía lo que a bien quería hacer. Había quien subía al cielo cada noche y pegaba en el estrellas; trabajo de nunca acabar sobra decir pues justo al culminar la jornada alguno más llegaba pintando el cielo entero de color azul. Otros se dedicaban a colorear las hojas de los árboles, según la estación que otros más quisieran en los prados dibujar.

En esos tiempos, según cuenta, el mar era una mujer inmensa y dulce. Bastaba estar a su lado para que el vaivén bajo su cintura vientos de huracanes atrajera. Llamados por la tormenta, los marinos se perdían a si mismos. Era lógico;  tanta agua tenía aquel mar que ahogaba los pesares, dejando sólo recuerdos de humedad.

Aquella mujer solo una vez se había enamorado. Fue, según cuenta, de un hombre pequeño y dulce que siete días tardaba en recorrerla y 78 noches empleaba en amarla. Ningún empleo tenía aquel hombre, más que el de sacarle cada noche brillo al rostro de la luna. A pesar de su pobreza, de él se enamoró aquella mujer cuando para conquistarla le regaló siete caballos libres a quienes apenas enseñaba a galopar

Entonces dios se cansó de tanto desorden, y se tomó unos días para separar los cielos de la tierra, la luz de la oscuridad y todo aquello que los domingos en misa suelen contar. Lo que no cuentan es que aquel hombre se quedó atrapado en la luna sin poder de nuevo bajar.

Hasta su regreso ella ha cambiado lo dulce por lo amargo y aquel movimiento se ha convertido ahora en un simple mecer que en las olas se reconoce. Y sin embargo, aún a veces se sonríe, cuando en medio de la luna llena el galope de los caballos recorren sus piernas acariciándola de abajo a arriba, revolcándole con su paso los recuerdos del amar.

miércoles, noviembre 04, 2015

El elefante

Esta entrada se publicó originalmente aquí
acompañando un modelo de origami.  
Se publica de nuevo, ahora sin imágenes y con algunas 
correcciones de estilo, 
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las palabras de este blog.



¡Has tu truco! le decían. Y Lentamente subía a lo alto de una esfera que parecía iba a estallar con su peso.

¡Otro más!, gritaban, y bajaba de la esfera y levantaba sus patas mientras el público estallaba en gritos de admiración.

¡Has otro!, y entonces levantaba una pata más, quedando en un equilibrio que poco tenía que ver con su tamaño. 

Decían que era un gran acróbata, un talento innato como saltimbanco. Algunos lo confundían con un contorsionista. Pero en realidad, bien sabía que no era más que un simple payaso, obligado a hacer reír a quienes el circo visitaban. Su mejor truco, su único truco real, era evitar que cada noche lo vieran llorar. Descubrió qué era en realidad cuando una noche la esfera que cargaba su peso reventó y el cayó tonelada a tonelada sobre un piso que no quiso amortiguar el golpe mientras carcajada a carcajada el público reía. Un payaso. Nada más.

A veces, se consolaba pensando que su vida no era tan mala. Un viejo orangután le decía que el sabia de zoológicos y que eso si era una vida triste, todo el día recorriendo la misma jaula. Le decía que los elefantes en esas jaulas simplemente se balanceaban, añorando vidas que no tuvieron. 

Había recorrido el mundo, o algo así. No era mucho el mundo que se recorre cuando desde un contenedor sólo puede verse hacia afuera, estirando un poco la trompa. A su madre le habían tocado otros tiempos, en los que ella misma vagaba por las calles, con un aviso que colgaba sobre ella. Pero ya las ciudades no daban permiso a los elefantes de caminar por media calle, que siempre complicaban el tráfico y obligaban a pagar horas extras a los encargados de limpiar. Su vida se pasaba del contenedor a la carpa, y de la carpa al contenedor. Pensaba a veces que los suyos eran barrotes de color, pero a fin de cuentas barrotes.

Sobra decir que recordaba. Cada año de su vida, cada momento, cada risa.  A veces hubiera querido olvidar, dejar aquella memoria prodigiosa, y vivir un día a la vez. Pero no podía luchar contra su naturaleza de elefante.

Una noche, en las afueras de una ciudad pobre, de la cual nunca supo su nombre, descubrió que la puerta del contenedor no estaba bien cerrada. Un nuevo ayudante del circo había olvidado poner el candado que evitaba la puerta se moviera. Así escapó. Corrió toda la noche y todo un día, ebrio de libertad, aquel payaso triste que no sabía que esperar. Despertó en un bosque hondo, oscuro, rodeado de una enorme soledad. Aprendió a sacar raíces, a encontrar algo que comer. Nunca supo si lo buscaron o no. A fin de cuentas era un elefante viejo, que probablemente no valdría la pena recuperar. 

Hizo nuevos amigos en los animales del bosque, o al menos eso quiso pensar. Todos ellos se impresionaban por su tamaño, por esa trompa larga y sobretodo por esa fuerza que permitía arrancar un árbol de raíz. 

En las noches se reúnen a su lado, y lo escuchan contar sus historias del circo. Nunca falta un animal que sorprendido le diga: ¡Has tu truco! y entonces hace equilibrio en una sola pata, y sin que nadie se de cuenta comienza de nuevo a llorar. 

lunes, noviembre 02, 2015

Colibrí de pico corto


En Colombia existen más de 150 especies de colibríes, lo que equivale a cerca del 50% de las especies en el mundo. Por estos días pareciera que en mi alma ocurre lo mismo. 

En mis pliegues, el colibrí es normalmente un ave asociada a la esperanza. Ligera, leve, fugaz. Esperanza al fin de cuentas. 


Este modelo en particular es una modificación de las gaviotas que hice hace cerca de una década y que se publicaron en el libro Papel, Piel y Palabra. Como ellas, también tiene la posibilidad de ser construida en dos sentidos, de manera que si se hace con un papel bicolor permita obtener dos versiones, ambas mostrando los colores empleados.

Invitados todos los plegadores a buscarlos a partir de los diagramas del libro que, por cierto, pueden descargar gratuitamente.