Toco la puerta.
Adentro, un gato
tigre de alcoba
león de apartamento.
Me adentro en sus dominios,
agazapado me mira
me acecha
me vigila
Escondido tras las patas
de un sofá
revisa cada paso.
Me contempla.
Espera
A lo lejos suena su rugido
que más parece
un llamado
o un cariño
De improviso se lanza sobre mí.
Ataca mis cordones
boas domésticas que estrangulan
mis zapatos.
Lucha zarpa a zarpa,
colmillo tras colmillo
Me quito el zapato para que juegue tranquilo
y su combate se torna sin tregua.
Mete su cabeza por la boca del zapato
temo lo engulla para siempre
Gato sale,
victorioso.
Se tiende sobre el cuerpo del vencido
y me mira.
Se levanta y sube sobre mí,
dispuesto a reclamar
su premio.
Me ronronéa,
camina en círculos
sobre mi
se refriega
Cree me salvó la vida
Tal vez lo hizo.
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