jueves, junio 07, 2018

Cotidianidades (XV)

Me siento en un bus y saco un libro. Leo, una página tras otra. Sonrío. El hombre sentado a mi lado mira de reojo. Sonrío de nuevo. Frente a mis ojos en aquel libro dos seres se aman, y luego cuatro, y luego diez. La felicidad llega a aquella pequeña casa de un viejo pescador que sólo sabeamar.

Llego al punto final del capítulo y cierro el libro. Suspiro. La sonrisa no se borra de mis labios.
El hombre a mi lado me pregunta: ¿de que trata el libro? No sé, le respondo. Que buena respuesta, dice. Le digo que son cuentos, de un hombre que adopta un hijo, de una mujer cuya única posesión es un nombre hermoso, de todo, pero también de nada.

El también se sonríe. Yo vi que usted se sonreía leyendo, se nota que lo disfrutaba. Si, le digo, no hay nada mejor que un libro que te regala una sonrisa.

El conductor del bus dice: próxima parada, San Antonio, y yo me río porque hace con su voz como si fuera la grabación del metro. En un semáforo, un hombre juega malabares. En otro tres personas hacen acrobacia y al otro lado de la calle alguien toca el saxofón y otro golpea un redoblante.

Hay días en los que la ciudad es una fiesta. Y también el alma.

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