martes, mayo 30, 2006

8 versos

a emejota


Me han pedido, aunque sin atreverse del todo, un verso plegado 8 veces con la rima que quisiera. Mágico pedido y, por demás complejo. Elegir un verso, un solo verso. Elegir entre tantos y tantos aquella única frase que podría ser el verso que diera forma a tanto por decir. Creo que, la verdad, me resultaría igual de complejo elegir ocho. Solo ocho. Y bueno, uno no sabe cuál ha de ser el criterio para elegir entre uno y otro. Ni tampoco sabe cuál es aquella palabra que quien lee o escucha desea oír… De hecho, ni siquera sé si he de preferir un verso propio. Decía mi madre que “todos alguna vez cometemos poesía” y yo le creo… el asunto es que lo que cometa no sea tan fútil como tanta poesía que nos ronda.


Luego cambio de problema. Me han pedido que aquel verso sea doblado 8 veces… Otra cuestión mágica… Ocho corchéas viven en un compás, ocho suelen ser los compases que se usan para generar una pregunta y ocho los que se usan para dar una respuesta. Si la pregunta es breve, y la respuesta también, son los mismos ocho compaces los que contienen la duda y la solución… Ocho dicen que son los puntos cardinales, y con frecuencia, decimos que nos veremos en ocho días, número mágico que en realidad representa solo siete, el mismo siete que insondablemente nos obliga a llegar a la octava nota de la escala…

¿Que puede ser plegado con solo 8 dobleces? Una vida entera. En realidad, nunca he sido experto en el origami sub-10, extraña categoría creada para modelos que son realizados con menos de 10 dobleces. Este arte del sub-10, por naturaleza simbólico obliga a tomar solo lo esencial, dejando de lado todo aquello que sea accesorio. Obliga a elegir con cuidado. Obliga a estudiar.


Pues bien, plegar este verso tardó más de 8 días, y no por la complejidad del modelo sino por la enorme tarea de decisión que implico elegir que debía ser plegado. Al finn, en medio de mares de palabras y destinos, encuentro aquello que debe ser plegado…

Me han pedido, aunque sin atreverse del todo, a enseñar mis manos, y eso ha sido lo que me ha permitido tener 8 versos que preguntan y ocho que responden, sin rimas, sin métricas, sin consonancias. Ocho versos que se atreven a doblar.

Pido a mis manos que hablen un lenguaje de caricias
Tercas, dicen no: hoy es día de palabras nuevas.

Caprichosas van por su cuenta a buscar lenguajes nuevos
que resuenan en silencio

Desdibujan en el aire dedo a dedo, palmo a palmo
cruzadas por líneas que señalan un destino en el que no creen
(o se cansaron de creer.)

Pido a mis manos que digan algo nuevo
Y ellas, cautas, piden consulta al alma…

Consiguen los dedos ver lo que los ojos tocan
Peldaño a peldaño
se va el alma por los dedos (blanco negro, negro blanco)
Pliegue a pliegue
cantan de seres no creados (valle montaña, montaña valle)

Pido a mis manos un lenguaje de caricias,
y ellas, amantes, se ponen a hablar.

Daniel Naranjo

2 comentarios :

emejota dijo...

Sólo cuando uno tiene 8 dedos heridos siente la necesidad de pedirle a un poeta (aunque sin atreverse del todo) un verso plegado 8 veces, porque sólo un poeta puede llegar a intuir que el azul es tu color, el mar tu sueño y que añoras cuando tocabas al piano "Una barca sobre el océano" de Maurice Ravel en el octavo curso de carrera, con su reverberación de plata y espuma.

Gracias de corazón por haber dado forma con tus manos a caricias y versos que me traen a la memoria sensaciones vivas de tactos olvidados.

8 abrazos

Fabio Zapata dijo...

daniel como siempre maravillosas tus creaciones me gustarias escuchar tu opinion sobre las ultimas creaciones que puse en el blog sobre los 32...