Exponer tiene una serie de ingredientes mágicos. Presentar el arte a un público que puede o no ser conocedor de lo que se expone (el tema, el autor, la técnica, la propuesta artística) es una experiencia que asusta. No es tan simple como poner una figura en un espacio.
Ellas (las figuras) dicen al espectador: Míreme.
Ellos (espectadores) decide si mirar o no, si sostener la mirada, si avanzar.
Realizar exposiciones de origami es un reto especial, porque conseguir espacios dispuestos a exhibir figuras hechas en papel es una odisea. Para muchos "El papel es solo papel" "el origami es de niños" "un barquito de papel no tiene ninguna propuesta artística". Y no es culpa de los directores de dichos espacios. Es un asunto de mostrar, y de saber mostrar. Pocos origamistas quieren decir algo con sus figuras, y la mayoría de espectadores (y por supuesto los directores) logran "ver" cuando una obra quiere decir algo y cuando no.
Ellos (los espectadores) preguntan a cada modelo: ¿que me quiere decir?
Ellas (las figuras) a veces responden y otras simplemente guardan silencio.
Afortunadamente es fácil convencer al espectador de que la figura que está expuesta no es simplemente una hoja de papel doblada. Y afortunadamente la percepción de los directores de los museos está cambiando.
Hace unos días tuve la enorme dicha de exponer en un espacio que, aunque no es museográfico por excelencia, es diseñado para recibir público. La exposición fue toda una aventura, porque tenía componentes de relámpago: Una exposición de modelos que durara 4 horas. El espacio y el evento que permitió la exposición fué organizada por EXPLORA, uno de los proyectos más impresionantes que tiene la ciudad de Medellín. El placer, en muchos sentidos fue mío, al poderme vincular a una propuesta que busca tener a la ciudad "más educada".
Todavía no sé la cantidad de asistentes, que superó varias centenas, y tampoco sé (con certeza) cual fue la impresión de los asistentes. Solo sé que la presencia de espectadores es suficiente razón para repetir esta clase de eventos. Algunos de ellos, verdaderas maravillas: Estuvo, como no, aquel que copió todos y cada uno de los textos que acompañaban a los modelos, estuvo también quien se acercaba a centímetros (milímetros) de cada figura. Estuvo ella, que miraba con duda, y quien no se aguantó el deseo de mirar si "eso si es papel". Estuvo también quien no miró, y simplemente siguió de largo, y también quien se detuvo ante cada modelo, esperando aprender como hacerlo... Al final, en una improvisada clase, un par de modelos que permitían duplicar la sonrisa de los presentes
Solo unas fotos para ilustrar algunas de las escenas hermosas que se vieron, y a todos los asistentes las gracias por estar.
Algunos de los modelos expuestos
Algunos de los asistentes.
Algunas de las sonrisas duplicadas
Por último, las manos del artista...
Todavía no sé la cantidad de asistentes, que superó varias centenas, y tampoco sé (con certeza) cual fue la impresión de los asistentes. Solo sé que la presencia de espectadores es suficiente razón para repetir esta clase de eventos. Algunos de ellos, verdaderas maravillas: Estuvo, como no, aquel que copió todos y cada uno de los textos que acompañaban a los modelos, estuvo también quien se acercaba a centímetros (milímetros) de cada figura. Estuvo ella, que miraba con duda, y quien no se aguantó el deseo de mirar si "eso si es papel". Estuvo también quien no miró, y simplemente siguió de largo, y también quien se detuvo ante cada modelo, esperando aprender como hacerlo... Al final, en una improvisada clase, un par de modelos que permitían duplicar la sonrisa de los presentes
Solo unas fotos para ilustrar algunas de las escenas hermosas que se vieron, y a todos los asistentes las gracias por estar.
Algunos de los modelos expuestos
Algunos de los asistentes.
Algunas de las sonrisas duplicadas
Por último, las manos del artista...