domingo, junio 25, 2006

Exposición

Exponer tiene una serie de ingredientes mágicos. Presentar el arte a un público que puede o no ser conocedor de lo que se expone (el tema, el autor, la técnica, la propuesta artística) es una experiencia que asusta. No es tan simple como poner una figura en un espacio.

Ellas (las figuras) dicen al espectador: Míreme.
Ellos (espectadores) decide si mirar o no, si sostener la mirada, si avanzar.

Realizar exposiciones de origami es un reto especial, porque conseguir espacios dispuestos a exhibir figuras hechas en papel es una odisea. Para muchos "El papel es solo papel" "el origami es de niños" "un barquito de papel no tiene ninguna propuesta artística". Y no es culpa de los directores de dichos espacios. Es un asunto de mostrar, y de saber mostrar. Pocos origamistas quieren decir algo con sus figuras, y la mayoría de espectadores (y por supuesto los directores) logran "ver" cuando una obra quiere decir algo y cuando no.

Ellos (los espectadores) preguntan a cada modelo: ¿que me quiere decir?
Ellas (las figuras) a veces responden y otras simplemente guardan silencio.

Afortunadamente es fácil convencer al espectador de que la figura que está expuesta no es simplemente una hoja de papel doblada. Y afortunadamente la percepción de los directores de los museos está cambiando.


Hace unos días tuve la enorme dicha de exponer en un espacio que, aunque no es museográfico por excelencia, es diseñado para recibir público. La exposición fue toda una aventura, porque tenía componentes de relámpago: Una exposición de modelos que durara 4 horas. El espacio y el evento que permitió la exposición fué organizada por EXPLORA, uno de los proyectos más impresionantes que tiene la ciudad de Medellín. El placer, en muchos sentidos fue mío, al poderme vincular a una propuesta que busca tener a la ciudad "más educada".

Todavía no sé la cantidad de asistentes, que superó varias centenas, y tampoco sé (con certeza) cual fue la impresión de los asistentes. Solo sé que la presencia de espectadores es suficiente razón para repetir esta clase de eventos. Algunos de ellos, verdaderas maravillas: Estuvo, como no, aquel que copió todos y cada uno de los textos que acompañaban a los modelos, estuvo también quien se acercaba a centímetros (milímetros) de cada figura. Estuvo ella, que miraba con duda, y quien no se aguantó el deseo de mirar si "eso si es papel". Estuvo también quien no miró, y simplemente siguió de largo, y también quien se detuvo ante cada modelo, esperando aprender como hacerlo... Al final, en una improvisada clase, un par de modelos que permitían duplicar la sonrisa de los presentes

Solo unas fotos para ilustrar algunas de las escenas hermosas que se vieron, y a todos los asistentes las gracias por estar.




Algunos de los modelos expuestos






Algunos de los asistentes.



Algunas de las sonrisas duplicadas



Por último, las manos del artista...

miércoles, junio 21, 2006

INSPIRACIÓN

Hay días que uno odia. Hay semanas que uno odia. Incluso meses y años. Hay veces en que la inspiración se esconde. Uno cree que la ha dejado debajo de la cama, o quizás en la almohada, que la encontrará justo a la vuelta de la esquina (porque ahí la encontró antes), que puede llamarla por teléfono o mandarle señales de humo pidiendo que ella vuelva… Pero la inspiración es mujer, y las mujeres son temperamentales y no llegan solo con llamarlas, y mucho menos están dispuestas a dejar que uno ponga las manos sobre ella como si nada. A la inspiración hay que tentarla… Para evitarse esos problemas uno busca en otros lados. Quizás sea mejor un cambio de sexo, y en vez de buscar a “la” inspiración buscar a “el” duende. El duende suele aparecer especialmente en los bailaores de flamenco, pero también en los músicos, en los actores. Al duende le gusta visitar a los artistas. Entonces uno busca al duende como un desesperado, y como un desesperado descubre que el duende es un personaje fantástico con dotes adivinatorias y estos muy rara vez pueden capturarse.


Hay días, creo que ya lo dije, que uno odia, porque nada sale del alma. Es en esos días en los que lo mejor es recordar a aquellos maestros en el arte de la seducción. Hay muchas formas de seducir a “el” duende o a “la” inspiración. Por un lado, con “técnica”. Por otro lado, con “práctica”. Ambas son herramientas fundamentales en el quehacer artístico, ambas enseñan que, en la vida, las puertas solo suenan cuando uno esta preparado a oírlas (dolorosa verdad que también surge en el arte, proceso eterno de aprendizaje).

La mala noticia es que aunque se tenga técnica y práctica eso no garantiza que la puerta suene. La técnica es muy necesaria, pero en exceso convierte al arte en un ejercicio frío. La práctica es indispensable, pero sin duende se vuelve un acto de repetición. Quizás allí es donde radica la principal dificultad: el duende no se aprende, hay que tenerlo. Otra cuestión es saber seducirlo en uno mismo para que aparezca, o más complicado aún, hacerlo salir cuando se encuentra en otro que no sabe que lo tiene, pero ese es un asunto sobre el que hablaré otro día, uno que no odie…

***


Dejando de lado los odios, las últimas semanas las musas se han ido de vacaciones, y lo peor es que no me han invitado. En esos días me dedico a plegar, juiciosamente, como forma de tentarlas. A veces funciona, y se acercan y preguntan como estoy (así ocurrió con la medusa) pero otras veces no logro tentarlas lo suficiente. La figura que acompaña esta entrada es precisamente uno de esos intentos por tentar la inspiración. Siempre me han parecido hermosas criaturas los faunos, aunque, por supuesto, difíciles de manejar. No significa eso que tenga un fauno escondido en el patio de mi casa (que de hecho patio no tiene), significa que son seres hermosos, pero que prefiero dejar en libertad. El modelo en origami obedece a este deseo (que más que mío es suyo). Su esencia, eso tan necesario de representar en un modelo se ha rehusado a aparecer. Pese a eso, es un modelo interesante en el cual coloco algunos elementos que permiten la caracterización del fauno: Por un lado, una cabeza astada, con pequeños cuernos, piernas de cabra o carnero, cabello desordenado que aparece en los antebrazos y por último, y por supuesto, el sexo (que decentemente se esconde en la fotografía). Aunque el modelo no me satisface aún, se presenta en sociedad, aunque cree (por ser criatura mágica) que nadie hablará de él… Pero de lo que si espera que hablen es de inspiración. De formas de tentarla, de seducirla. De duendes en el origami, en el papel… de musas.

Un abrazo a todos

jueves, junio 15, 2006

Medusa

Silencio y piedra. Belleza y dolor. El mito de Medusa es una historia hermosa de castigos y dolores. Se castiga la hermosura con no poder mirar, con volverse piedra. ¿De que sirve la belleza si nadie la puede ver?

Existen sobre este personaje muchísimos relatos e investigaciones que hablan de su origen y su significado. Hay quienes plantean que el personaje que le dio origen al mito existió en realidad. No pretendo hablar sobre todo aquello que se ha estudiado (tema por demás apasionante). Simplemente daré algunas referencias sobre el modelo que complementen a la figura y expliquen la simbología de la misma, y lo que motiva, en últimas, el nacimiento de este modelo, esencia del clásico.

“Cuenta el mito que Medusa era una mujer mortal. Hermosa, excesivamente hermosa. Poseidón, dios de los mares, enloquece de deseo por ella. No es claro si ella lo desea tanto a el como el a ella, solo es claro que Poseidón satisface sus deseos de piel en el templo de Atenea.”

Ahí empiezan las maravillas de la simbología: Atenea es una de las diosas de la castidad. Pura y virginal… Medusa, en cambio, es voluptuosa y llena de deseo. Son dos caras de una misma moneda.

“Atenea castiga a Medusa volviéndola monstruo. Su cabello se llena de serpientes, sus ojos convierten en piedra a quien se atreve a mirarla. Se dice que Medusa tuvo dos hijos. Uno de ellos es una de las criaturas más hermosas del mundo mitológico.”

Medusa, una de las tres gorgonas, pasa de ser hermosa a ser horrible. Pero aún sus ojos fascinan y su cabello enloquece, su caminar ese vaivén cadencioso de mujer sensual de mulata de princesa es el movimiento de las serpientes.


Es un mito mágico. A la muerte de Medusa a manos de Perseo, Atenea pone su cabeza llena de serpientes en su armadura. Terror para los enemigos, pero al mismo tiempo unificación de las dos caras de la moneda. A un tiempo virtud y a un tiempo perversión.

En mi caso, reconozco que Medusa ha sido un personaje arquetípico. Personifica a la mujer como criatura demoníaca, como mujer que seduce y espanta. Es otra Eva, otra Pandora, otra Dafne, pero lo que más atracción genera es el concepto de belleza que trae. Medusa ejemplifica que no es claro que significa ser hermosa, aunque se conozcan algunas características básicas de la hermosura. Aún cuando se vuelve monstruo se reconoce como un ser que es “bello”.

Plegar a Medusa en una hoja de papel es mucho más complejo que plegar a Dafne, porque medusa no es fácilmente reconocible. Quizás por eso, solo conozco dos representaciones anteriores del modelo realizadas en origami (una y dos). Además, los elementos que la constituyen son complejos para la representación: Cabello se serpientes, la boca (que es sexo femenino) con la lengua afuera (que es sexo masculino). En algunas representaciones se colocan alas en el modelo, en otras cuerpo serpentino. Normalmente se representa con garras de bronce. Esta es mi versión del modelo, solo una recomendación final: No la miren durante demasiado tiempo, porque la mirada de Medusa convertía a quienes la miraban en piedra…




sábado, junio 10, 2006

Tango

Bailaban maravillosamente juntos al ritmo del tango. Verlos bailara así, uno al otro, uno en el otro, genera en el público un cómplice calor de recuerdos y deseos compartidos, un estremecimiento en la piel al imaginarse ellas en ella y ellos en el (ellas en el y ellos en ella).

El tango, sin duda, es un baile de sensualidad. Un buen tango, un tango bien bailado logra conjurar demonios y arrebatar el aire. En últimas, eso es lo que logra también el arte.

Hace una semana amé (por no decir observé) un grupo de tango. Parejas impecables se movían en medio de la noche, fría. Ninguno de los espectadores sintió que la temperatura bajaba mientras la noche crecía. Solo imaginábamos historias ocultas de amores y pasiones, de muertes, de celos.

Así nació la idea de plegar este modelo. Lo primero, el concepto, era fundamentalmente claro: una pareja de baile. Conozco dos hermosas referencia sobre baile. Una de ellas de otro origamista colombiano, Fabio Zapata, quien apenas comienza a darse a conocer. Pero sin duda, la más clara referencia es una de las más hermosas figuras creadas, con más de 30 años de edad… Con "el último vals" Neal Elías logró un conjunto de cualidades que le dieron un sitial en el cuadro de honor del origami y en la historia del arte en el origami.
Estéticamente "el último vals" es hermoso, con un aprovechamiento impresionante de los recursos del papel, dos colores, uno por modelo, y una capacidad narrativa impresionante. Ya antes he manifestado que el trabajo de Elías ha influenciado muchas de mis creaciones y líneas de trabajo, pero esta vez, he intentado dar “un paso más”. Y no es tarea fácil. De hecho, este modelo es solo el “prototipo” del que deseo.



Es claro que el concepto no puede ser simplemente “una pareja de baile”: tiene que ser una pareja que logre lo que el tango logra, transmitir parte del alma, de la pasión y del dolor. Hay que morir con el modelo. Además, hay que aprovechar las cualidades expresivas que la técnica ofrece: En este caso el modelo proviene de una sola hoja cuadrada, diferencia fundamental con el modelo de Elías. Pierde la diferencia de colores, pero a cambio obtiene mayor flexibilidad.



Reconozco que aún no es el mismo modelo que tengo en el alma, sin embargo siento que ya puede invitar a bailar a todos aquellos que lo vean. Solo espero que quienes observen el modelo sientan un cómplice calor de recuerdos y deseos compartidos, un estremecimiento en la piel al imaginarse ellas en ella y ellos en el (ellos en ella y ellas en el).

jueves, junio 08, 2006

Corporativo:

A veces pasa, aunque no con tanta frecuencia como uno quisiera, que el origami tiene fines corporativos. Y la mayoría de veces que eso pasa siempre empiezan los problemas de negociación: A mitad del encargo el cliente dice que “lo pensó mejor y que necesita menos piezas”, o que “optaron por otra opción” o peor aún, después de entregar las piezas “en estos días te pagamos”. En fin… lo único que como administrador me queda es la esperanza de que no manejen así el resto de sus empresas. Pero como origamista no deja de aburrir que esas cosas ocurran, que no se reconozca que igual es una actividad que requiere tiempo, materiales y dedicación. Sobretodo eso, mucha dedicación.

En este caso, de nuevo, me embarco en un proyecto corporativo. Esta vez, bandadas de aves llenan mi casa. Como suele ocurrir después de la consabida reducción de la cantidad inicial cotizada y la que será entregada, quedo con un montón de aves regadas haciendo nido en los rincones de la casa…

Pero como no aprovechar tantos nidos para sacar una foto de grupo de la pequeña bandada que dejará mis manos.

domingo, junio 04, 2006

De colores:

La vida, sin duda, se vive en color...

Una banda sonora de colores recorre la existencia en el día a día. Desde el gris metálico que suena temprano en la mañana y obliga a dejar la cama (y varios sueños con ella) hasta el negro que llena la noche o el doloroso blanco que puede cegar a medio día... Una banda sonora de colores es la que rige todo aquello que hacemos... y claro, sin duda, el color es importante... Eso aplica, como siempre al origami, a la foto final, al modelo terminado... al papel que elegimos para plegar.

Los modelos propios que, tímidamente la mayoría, se han atrevido a presentarse en sociedad con frecuencia han sido víctimas de extraños comentarios. Uno de los personajes de la entrada de “El circo” que plegué dicen las malas lenguas que ha sido muerto a cuchilladas... Los amantes, son tormentosos y llenos de sangre... Dafne no es verde, como el árbol que debería ser... en fin, solo es necesario dar un pequeño recorrido por los modelos que he creado para descubrir que, de colores hablando, hay una serie de complejas elecciones...


La verdad es simple: soy daltónico.


Veo el mundo en otros colores... En el fondo es fácil descubrir que todos vemos el mundo en colores diferentes, pero en mi caso es una frase literal: veo el mundo de otro color. Se escapan matices que para el resto son obvios, triviales. Nunca he logrado ver un arco iris, a pesar de pasar horas cuando era niño jugando con el prisma que se genera en la pecera buscando en vano: rojo, verde, amarillo, naranja, violeta, azul... colores negados muchos de ellos, que me hicieron ver un arco iris que solo tenía dos colores, y, cuando la suerte era mucha, tres. En el colegio, mis cielos fueron morados y mis ríos violetas, mis árboles verdes y mis prados cafés, el enorme toro cebú era de un hermoso verde porque el gris en realidad no se lograba distinguir; como homenaje real a la libertad de ser, independiente de la raza, mis mujeres eran naranjadas o incluso rojas (ese rosado traidor no existía en mi caja de colores) mis hombres eran albinos, y los negros eran negros, no cafés... El color de mis modelos con frecuencia me recuerda aquellas “diferencias de color”. Durante muchos años solo plegaba en blanco (el color no importaba a mis ojos) luego aprendí las artes oscuras del papel para origami y aprendí a plegar en un fondo entero... Solo hace pocos años aprendí a plegar usando colores. Toneladas de colores... Por supuesto, con frecuencia pliego en gamas que a juicio de aquellos que leen las figuras están herrados... pero a mis ojos ese es su color real. Ese es el color que ocultan, el que desean usar, el que desean ser... Existen lentes que ayudan a ver colores, pero nunca los he usado. Existen ayudas más sutiles (mamá: ¿con cual color puedo pintar esto?, amor mío ¿este papel sirve para plegar una jirafa?) pequeñas ayudas que no dejan de ser curiosas.

Lo de elegir la ropa es otra cosa de la que prefiero no hablar. La ventaja en todo esto es que a fin de cuentas ya la gente que me conoce me quiere a pesar del daltonismo, y la que no me conoce afortunadamente me es desconocida a mí también... Un abrazo, en blanco y negro para que todos, especialmente los daltónicos puedan recibirlo.

"Ojos que no ven, corazón que debe sentir el doble"