jueves, noviembre 30, 2006

Un árbol de navidad

Hay lugares del mundo en los que la navidad nunca llega. En otros, la navidad solo dura hasta el 26 de diciembre, y en otros hasta el 6 de enero. En otros lugares (del reino de los sueños más que del de las realidades) la navidad dura todo el año, aunque a eso tampoco le veo la gracia…

En Colombia la navidad cada año empieza antes. No es solo el fenómeno comercial que hace que las tiendas destinen desde octubre menos espacio a los disfraces que a los árboles navideños, es también un fenómeno que tiene que ver con la necesidad de sentir un mundo que nos guste más, uno que nos ponga más contentos y que sea, en muchos sentidos, más simple…

Otra cosa pasa con los regalos, que cada vez son más complicados, sobretodo en navidad. Yo, personalmente, quisiera un ajedrez de lego, un traje bonito, un computador portátil y el libro de masters of origami… También quisiera un mejor trabajo, una casa en el campo, un libro propio y una felicidad enorme (eso sobretodo)… Y también que mi madre estuviera contenta y tranquila, que mi sobrina creciera bien, y que mi esposa estuviera feliz. También quisiera la paz mundial y el fin de la pobreza… En fin, los deseos simples y altruistas que toda la humanidad tiene, especialmente las reinas de belleza….

Pero mientras tanto, y como siempre, pensamos en otros regalos y en otras listas. A mí, en particular me encanta dar regalos (aunque me atormenta buscarlos, porque necesito el regalo adecuado a cada quien). Este año, también me he decidido a dar un regalo a todos aquellos que hacen origami.

Este arbolito es, sin duda, un modelo simple. Tengo la esperanza navideña de que sea un modelo placentero de plegar, pues traté de que fuera simple (aún a costa del revés de la figura). Solo me resta recordarles que en la web de nícolas se encuentra el reno que regalé el año anterior, la “campana y hojas” de hace un par de años, el hermoso santa de nícolas, la tarjeta navideña de halle, el acebo de Manuel Sirgo, la pajarita navideña de Juan Pedro Rubio, los santas de Giang Dinh... Ah!, y por supuesto, se encuentra también el hermoso hombre de nieve de Román.


Una feliz navidad a todos, y dulces pliegues

miércoles, noviembre 29, 2006

Una mujer desnuda y en lo oscuro

"Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda. "

Mario Benedetti.


Hay cosas que amo. Cosas que me generan un placer infinito. Es normal porque cada persona, de hecho, tiene sus propias adicciones, sus amores, sus placeres. Yo, por mi parte, amo a las mujeres (especialmente a una de ellas). Amo también su piel, y, sobretodo, el femenino de las mismas. De hecho, debo confesar que todas las mujeres que conozco son hermosas. Quizá se deba a que todas en realidad lo sean (cosa en la que creo), o quizás a que vivo en una ciudad llamada “de la eterna primavera”.
En otros tiempos Medellín se ponía a si misma el nombre de “la ciudad de la eterna primavera” por su clima, pero ahora, se llama por sus mujeres, como flores. Una eterna primavera recorre sus calles. Dirán los lectores de Colombia que las mujeres de Medellín no son como las flores, que esas son las caleñas, y que por eso lo dice así una famosa salsa. A esos les digo que en realidad, todo depende de los ojos del jardinero, y los míos aman ver flores.

No les sorprenderá entonces a quienes han visto mis trabajos que tantas mujeres lo recorran. De hecho aún aquellos masculinos por su tema tienen en sus pliegues enormes condiciones de feminidad, y eso creo que puede ser fácilmente interpretado con solo dar un paseo por las figuras humanas de este blog o de la galería de Nícolas Terry.



Pues bien, el último modelo que he plegado/dibujado/modelado/esbozado en una hoja de papel es, precisamente, una mujer. Confieso (este blog se trata de confesiones) que no sé si deba decir plegado, aunque lo único que hay en esa hoja son pliegues. Los antecedentes de este modelo son obvios: los hermosos orbs de Jeannine Mosely y, por supuesto, los estudios sobre las curvas realizados por Saadya. Tiene también otra influencia que es menos reconocida: Se cruzan en este modelo dos escultores de los cuales conocía poco: Brancusi y Archipenko. El primero lo conocí por un correo hermoso que me envió alguna vez un artista francés llamado Jacques Thibault, el segundo lo conocí por otro artista con quien hablaba sobre la magia del adentro y el afuera en la escultura.

La piel resultante me ha cautivado. No tiene ningún pliegue de papel que genere capas superpuestas, ninguna rectitud, ninguna obligación, sin embargo son solo pliegues. Quizá sea un origami aún más puro que el origami pureland, quizá de hecho, digan los puristas que no es origami. Me gustaría leer sus comentarios, pero yo, mientras tanto, prefiero no discutir y dedicarme a acariciar otra piel (también desnuda, y en lo oscuro).

***

ANEXO.

He enviado foto de este modelo a Saadya, quien me ha señalado otro autor que no recordaba y que, sin duda lleva un trabajo hermoso sobre una línea similar: Mark Leonard. Me parecen hermosos sus trabajos sobre abstractos, pero especialmente relevante me parece este y este otro, (que prácticamente es llevado al exceso). Si conocen otras referencias o modelos importantes sobre el tema quedo pendiente de sus comentarios.

Un abrazo

lunes, noviembre 20, 2006

Aprendizaje.

"Si no fuera por las preguntas, ¿dónde estarían las respuestas?"
Gertude Stein

Esta entrada comienza hablando de papel. Del papel que estoy jugando frente al papel. He comenzado, desde hace un par de años, un viaje harto complejo hacia la investigación de un origami propio. Un origami que probablemente resulte igual al de tantos otros, pero que yo pueda percibir propio. Esa búsqueda ha sido gratificante porque me ha permitido encontrar un lenguaje, una voz, una forma de amar el papel que es mía, aunque use palabras de otros. Algún día contaré sobre las escalas de este viaje, sobre los descubrimientos que he realizado y los mundos y personas que he conocido y, si el tiempo lo permite, sobre las veces (tantas veces) en que me he perdido.
Pero hoy, hablaré solo sobre la que fue la última estación de un camino del que no conozco destino. Esta última estación ha sido dulce y calma, ha sido marcada por una zona de confort, de comodidad en lo propio. Sin duda, es una trampa peligrosa: El confort produce un estado en el cual la exploración se olvida y la comodidad se vuelve reina, un estado en el que se olvida el hambre. Y eso, en el arte, es un problema. En esos momentos es cuando viene bien tener un maestro filósofo, y ojala artista.

Para mi fortuna conozco a uno, que me ha dejado de regalo una de las posesiones más valiosas que he tenido: Preguntas.

Me han preguntado sobre el arte propio, sobre la expresión, sobre la técnica, sobre el qué quiero decir y cómo lo digo, sobre el material de la expresión y el material en qué se expresa, sobre lo simple, sobre el arte, sobre la vida. A raíz de eso ha surgido el último modelo que presenté, y también a raíz de eso ha venido el silencio a acompañar estas soledades. Mientras tanto, es una entrada que habla sobre empezar de nuevo, sobre olvidar lo que se sabe, sobre el desaprender para aprender de nuevo. El modelo presentado (alma) es el primero que aprendemos a hacer en papel, y el primero que los origamistas tratamos de desaprender. Es, como me decía Eric Madrigal en un correo, el alma de un niño.

Pero volviendo al viaje, debo confesar, sin embargo, que es temprano aún para enseñar aquello que he empezado a investigar. Creo, incluso, que no se notará una diferencia entre lo que he mostrado hasta este momento y lo que mostraré en el futuro. Solo podré decir que la diferencia existe y va por dentro, que es el alma la que está aprendiendo a plegar distinto.

Pero como nunca me ha gustado anunciar y no mostrar, tentar y no pecar, enseño solo uno de los primero estudios que hago en estos nuevos tiempos. Un modelo que estudia (brevemente) la superficie del papel, y la curvatura que lo habita. Un modelo simple en excesos. Origami subdiez en su plegado, aunque quizá para explicarlo necesite más de diez dibujos. Como verán, la nariz es muy similar a la del tigre de Román, aunque su proceso de plegado es mucho más sencillo y similar al de las cabezas de perros que realicé hace algunos años. Espero lo disfruten, aunque ojalá de lejos, porque los babuinos son como aquel personaje que busca la ruina del héroe que viaja: Peligrosos…


Ah, y a aquel filósofo y por demás maestro, a aquellos que han estado conmigo en este camino, gracias. A todos. A todas. Gracias.