Hay algo mágico en el poder que tiene la máscara que te permite ser otro. No es que se deje de ser uno, es que se permite ser otro uno. A veces la máscara desnuda el alma y sus deseos, sus pasiones, sus perversiones. Porque la máscara protege. Permite ser. Máscara y disfraz permiten comportarse de una forma distinta a la que la vida normal permite. Carnavales de otredades surgen con cada máscara. Carnavales de quienes queremos ser y no podemos.
La vida moderna es una maestra en el proceso de la máscara. Obliga a disfrazar y a comportar, obliga a ser otro. Obliga a poner un rostro encima del propio. Y luego otro. Y luego uno más. A veces ocurre que, en el proceso de ocultar la faz, el peso de tantas máscaras va borrando las verdaderas facciones y cuando llega la hora de mostrar la cara ya no se recuerda quien eras antes de cubrirte.
Algo bueno ha de tener, pues tu nuevo yo será la máscara que uses. Curiosa paradoja, pues ese regalo de poder elegir quién ser es también una condena. Aunque quisieramos librarnos de ese aparentar nos resulta imposible evitarlo.
En el fondo, no somos más que apariencias.
3 comentarios :
Bueno, parece que realmente has vuelto, con o sin máscaras, aunque parezca ser que siempre estamos detras de una, la sociedad nos impone, la vida nos impone posicionarnos en determinados lugares,para poder seguir existiendo, cabe a cada uno ser menos máscara y más uno, pero es dificil.
Un abrazo, y aunque parezca que no hay nadie, siempre hay muchos por aqui
gregorio, distraido yo no había respondido tu comentario...
Por aquí ando, tratando de retomar(me)
Gracias por siempre estar
daniel
Hola, estoy realizando unas investigaciones sobre temas relacionas a las culturas aborigenes. Estoy buscando especialemente sobre estos que hacian las mascaras para sus nucas, para evitar los ataques de los animales salvajes. Podrías pasarme el nombre de las culturas que hacian esto? los que sepas, asi puedo buscar mas informacion.
muchas gracias,
Corina
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