Dicen que Facebook es algo que ya solo usan las mamás y las abuelas, y Rosalía, que ya es las dos cosas, lo usa el doble.
Tiene 63 años, un matrimonio, 4 hijos, una separación y 4 nietos. También tiene un amante. O lo tendrá, porque el lunes, a las 2:47 pm recibió un mensaje de un desconocido en su Facebook.
En la pantalla de su tableta aquella campanita dice hola.
Se llama Jorge, y le comenta que vió su foto y quiso conversar con ella. Le pregunta además de dónde es y a qué cosa se dedica.
Rosalía se pasa el día en angustia. A las 7 y 23 minutos de esa noche, su hija mayor, nada más cruzar la puerta, ve a su madre sentada, intranquila, en una silla.
+ Mija, dice Rosalía. Es que tengo algo que preguntarle.
- ¿Qué pasó mamá?
+ Ay, mija, es que me habló un hombre que yo no conozco.
- ¿Cómo así mamá?
Rosalía explica, y la hija, entre risas, le propone que investiguen si acaso aquel hombre será real.
Es médico de 69 años, según su perfil es separado y tiene un hijo, ya grande, que vive en Europa. El perfil parece real, no muestra ninguno de los indicadores típicos de ser una cuenta falsa o un príncipe nigueriano que quiere compartir su fortuna.
- Salúdelo tranquila, mamá, pero eso sí, por ahora no le vaya a decir que vive en Medellín. Máximo dígale que vive en Colombia.
Rosalía, a la lista de sus 63 años, un matrimonio, una separación, 4 hijos, 4 nietos, un amante, le ha agregado una mezcla entre angustia y emoción.
Jorge vive en Costa Rica, y le conversa un rato por las noches, cuando no tiene turno. Se saludan por la mañana, y se despiden para dormir. Es cardiólogo, y eso ella lo hubiera imaginado porque por su culpa le anda dando brincos el corazón.
Ya van 4 meses, y la hija de Rosalía le dice que mucho cuidado con ir a mandarle fotos sin ropa o cosas así. Las dos se ríen, sobretodo la hija al ver cómo se escandaliza la mamá.
Las amigas de Rosalía se burlan de ella. Dicen que se consiguió un médico extranjero y que desde eso parece una quinceañera. Con decir que ni de la ciática se ha vuelto a quejar. También le dicen que se cuide, que seguramente se ha de tratar de un hombre que la quiere estafar, o peor aún, de uno de esos truanes que no tiene sino el mismo interés que todos los hombres tienen. A Rosalía, por primera vez, se le metió una tristeza dentro.
Todo hubiera estado bien si esa misma noche Jorge no le hubiera preguntado si acaso no quisiera salir de viaje a Costa Rica.
Allí se terminó todo.
Porque Rosalía tuvo un pálpito. Pensó que aquel hombre se estaba tomando atribuciones que no eran las debidas. Primero pedía eso, quien sabe que pediría después.
Rosalía tiene casi 64 años, un matrimonio, 4 hijos, una separación, 4 nietos y un corazón que le cojea, un poco, del lado izquierdo. Los hijos dicen que debería ir al médico, pero ella no quiere porque siente, en lo profundo, que un cardiólogo le rompió el corazón.