Hace un par de años pude aprender, por tercera persona, cómo son plegados algunos de los impresionantes rostros de Joisel. La figura se crea a partir de la superposición de líneas que después permitirán la cavidad ocular y los ojos. Ese punto presenta el entrecejo, el punto donde nace la nariz. Esos rostros son hermosos, pero grotescos, con una propuesta estética que impresiona, pero que está lejos de ser realista. Cada línea toma significado en la medida en que se consiguen rostros con, digámoslo de alguna manera, “carácter”. No lo supe de primera voz, pero es claro que belleza y fealdad pueden convivir sin dejar de dar como resultado algo hermoso.
Hace unas semanas pude aprender, de viva voz, cómo son plegados algunos de los impresionantes rostros de Saadya. Es fascinante observar cómo se soluciona el problema de la creación a partir de un solo punto, lo cual permite un rostro “limpio” en el que los pliegues más importantes son los que resultan entre la nariz y la boca. Aunque Saadya no dijo nada sobre ese pliegue, recordé un antiguo mito que decía que esas pequeñas dos líneas en verticales que se esconden en la sombra de la nariz son un recuerdo del alma antes de llegar a la tierra: Un ángel de fuego pone su dedo sobre la boca y dice “calla lo que sabes”. Por eso no recordamos lo que sabemos del cielo.
Hace unas semanas pude aprender, de viva voz, cómo son plegados algunos de los impresionantes rostros de Saadya. Es fascinante observar cómo se soluciona el problema de la creación a partir de un solo punto, lo cual permite un rostro “limpio” en el que los pliegues más importantes son los que resultan entre la nariz y la boca. Aunque Saadya no dijo nada sobre ese pliegue, recordé un antiguo mito que decía que esas pequeñas dos líneas en verticales que se esconden en la sombra de la nariz son un recuerdo del alma antes de llegar a la tierra: Un ángel de fuego pone su dedo sobre la boca y dice “calla lo que sabes”. Por eso no recordamos lo que sabemos del cielo.
Hace unos años empecé a investigar sobre el proceso de crear mis propios rostros. Trabajé la mayor parte del proceso por medio de pliegues escalonados. Esto permitió rostros con un amplia posibilidad expresiva, pero condenados por surcos que rodeaban la cara. Con el tiempo, aprendí a combinar otras técnicas y a lograr resultados más agradables…
He tratado de unir en un solo modelo algunos de estos aprendizajes, buscando un resultado propio a pesar de que el modelo use partes de lo creado por otros. Así ha nacido Janus. El primero de los meses, el dios de las puertas, de los principios, el dios que mira al futuro y al pasado, el dios de los finales. El dios de las dos caras, pícaro y diferente, similar en cada rostro, pero distinto. No sé si parezca un rostro propio o simplemente la copia de lo por otros hecho, no puedo juzgar eso. Nace de una hoja cuadrada, de un color en cada lado. Nace de la mezcla de escalones y de un solo punto. Nace de la búsqueda por un nuevo principio, por una nueva puerta. Una que podamos cruzar.